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Publicado Mayo 2016

"COCA" CENDALI

Por Douglas Javier León

Una de las tantas mujeres que se esforzaron por años para que White tenga su hospital. Recuerdo de los primero pasos.

 

¿Es lícito iniciar un artículo con el pensamiento del redactor y no del entrevistado? Pues afirmo que "Coca" Cendali es un sol. Su amor por el prójimo y el voluntariado le nace y brota desde su esencia. Ella es así. Y eso emociona.

 

No se reconoce formalmente una de las fundadoras del hospitalito whitense pero hemos llegado a ella porque muchos vecinos nos dijeron que sí lo era. ¿Importa el detalle?, no.

 

“Tanto como fundadora, no.  Pero sí estuve en los primeros años, ya que además me tocó ser vecina de Leonor Natali de Cappelli. La fuerza que ella tenía, junto a la señora de Garavis, de Santiago, todo un grupo de señoras de la calle Lautaro y Mascarello”, recuerda "Coca", sus épocas de joven veinteañera.

 

Dio un  dato singular: hasta mediados del siglo pasado, las madres whitenses debían trasladarse hasta el hospital Penna por calles anegadas y en condiciones muy rudimentarias, en un viaje que duraba bastante más que en la actualidad. “Muchos chiquitos habrán nacido en el camino, me figuro”, dice "Coca". Otros nacían en las casas. De ahí la necesidad de contar con una Maternidad en Ingeniero White. Manos a la obra.

 

--¿Cómo era la Salud en White antes del hospitalito –inaugurado el 25 de mayo de 1961-?

 

-- Cómo médicos estaban los hermanos Achinelli que vivían en la calle Guillermo Torres, frente al

ferrocarril porque era el médico de los ferroviarios. Estaba el médico de la familia; no había

neonatólogo ni pediatra ni otras especialidades. Estaba “el” médico, que era el que solucionaba

todo.

 

 “Lo que más se hizo hincapié fue en tener Materinidad, porque no era la misma distancia la del

Penna de aquellos tiempos. Incluso el hospitalito quedaba lejos. Para llegar hasta el hospital menor

en los días de lluvia, había que caminar por calles embarradas como lo era la avenida Dasso, a campo

abierto. Se llevaba otro par de zapatos para cambiárselos en el hospital”.

 

--No era menor el desafío de tener una Maternidad, por todo lo que implica.

 

-- Y lo logramos. Hay muchos en Ingeniero White que nacieron ahí. El edificio se construyó pensando

en la Maternidad como fundamental. Teníamos Obstetricia. Si el caso no venía bien, se lo trasladaba

al Penna.

 

-- ¿Se solventaban los gastos con el esfuerzo de los vecinos?

 

-- Todo corría por cuenta de la cooperadora y de lo que ella pudiese conseguir. La Municipalidad pagaba

una enfermera y un médico y entregaba subsidios. Los vecinos gestionaban mucho junto a la Sociedad

de Fomento, que presidía Pascual Cappelli y Fontán. Hacían bonos de contribución. Todo a pulmón.

Confeccionábamos las sábanas, por ejemplo. Siempre tuvimos el apoyo de empresas también. Recuerdo

que en un momento dado no daba más la ambulancia y una empresa del puerto nos puso en la puerta

una ambulancia 0 kilómetro.

 

“Hacíamos muchas kermesses porque la gente donaba cosas que utilizábamos como premios. A través de

los juegos, podíamos transformarlos en dinero, que era lo que necesitábamos para pagar, por ejemplo, las

medicaciones y todo lo que encierra un hospital”.

 

-- ¿Y el terreno era municipal?

 

--Si, y era más grande. Donde funciona la Cooperativa de Pavimentación era una quinta desde donde se obtenían los productos para hacer la comida. Se criaban chanchitos, cerdos, que sorteábamos para poder solventar gastos. Era todo a pulmón.

 

--Claro, en White hasta no hace mucho, era común tener gallinero en los patios de las casas.

 

--La mayoría de los productos se sacaban de ahí. Recuerdo que cuando comenzó a construirse la termoeléctrica en el Boulevard, desde la cocina nos donaban la comida para el médico y el personal, así que todas las noches íbamos en nuestro auto a buscarla para llevarla al hospital. Recuerdo que también tenía que prepararle la comida de Navidad al doctor y al personal. Eso era para mí casi más importante que hacer la comida de Navidad para mi familia. Y no sólo le llevábamos la comida sino que ese día nos quedábamos más tiempo para acompañarlos de mejor manera.

 

--La buena voluntad de un pueblo unido.

 

--Si, así es. Cuando se inundaba y había que evacuar a vecinos de El Saladero, se los llevaba al hospital. Enseguida, la comisión iba y les preparaba la comida para que no les faltara nada. Desayuno, almuerzo, todo, hasta que se retiraba el agua y podían volver a sus casas.

 

-- Cuantos recuerdos

 

--Sí, pero recuerdo que era todo en positivo. Teníamos deudas pero estábamos seguros que íbamos a salir adelante, siempre pensando en quién entrevistar. Llegó un momento que los médicos no querían venir por miedo a que no se les pagara y salíamos a buscar ayuda a empresas para pagar al médico de Guardia. Para no perder Maternidad por problemas económicos muy difíciles, resignábamos otros servicios que teníamos como Radiografía y Odontología. Respiramos cuando el municipio se hizo cargo de los sueldo de todo el personal y nos volcamos a colaborar. Esa noche dormimos todos tranquilos, porque asumir la responsabilidad de tener una Maternidad en condiciones no era menor. No era fácil, a veces llegaban prematuros. Al miedo que eso implica, le ganó el amor de las vecinas.

 

--¿La Maternidad significaba mucho?

 

--Creo que en algún momento, White logrará tener nuevamente la Maternidad. Siempre pienso en el grupo familiar y lo que significaría la llegada de nuevo integrante, a cuadras de donde uno vive.

 

-- ¿Y qué le diría a los vecinos whitenses?

 

-- Sé que se están prestando servicios de buena calidad. Les diría que el hospitalito es netamente de Ingeniero White, que aportemos un granito de arena, que construyamos, que tratemos de integrar cosas que quizás estén faltando. Que cada uno se sienta responsable del desenvolvimiento del establecimiento. Que se sientan, en determinada manera, dueños, para cuidarlo y ayudar.

 

Dirección: Harris 3599 - Ing White, Bahía Blanca, Buenos Aires     //     Horario: Abierto las 24 horas     //     Teléfono: 0291 457-1350

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