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Homenaje 1
Publicado Diciembre 2017
CESAR MILSTEIN: UN HOMBRE PARA LA HUMANIDAD
No registró ninguna patente por su descubrimiento, pues pensaba que era propiedad intelectual de la humanidad y como tal lo legó. La forma de producir los anticuerpos monoclonales, que serviría para terapias en ciertos tipos de cáncer, la producción de vacunas y el diagnóstico precoz y casero del embarazo.
El 15 de octubre de 1984, el biquímico bahiense César Milstein recibía el Premio Nobel de Fisiología y Medicina junto a los doctores Georges Köhler y NilsJerne, transformándose en el quinto argentino en recibir la distinción. Fue distinguido por los estudios realizados desde 1975 sobre células secretoras de anticuerpos monoclonales.
El párrafo anterior se escribe y lee fácilmente. No obstante, para que sea un hecho de la realidad, Milstein tuvo que dedicarle la vida. Una vida que comenzó el 8 de octubre de 1927en el seno de una familia judía ucraniana.
Fue hijo de Lázaro Milstein, quien había llegado a Argentina a los catorce años. Lázaro se casó con Máxima Vapñarsky, maestra, y se radicaron en Bahía Blanca donde posteriormente nacerían sus tres hijos. César era el segundo de tres hermanos: Oscar era el mayor y Ernesto el más pequeño. No era demasiado estudioso, pero le iba bien en el colegio", decía Lázaro de su segundo hijo. A los 13 años, se sintió muy influenciado a partir de la lectura del libro “Los Cazadores de Microbios” de Paul de Kruif, allí se recopilaban biografías de biólogos como Louis Pasteur o Robert Koch.
Estudió gracias al sacrificio de sus padres, quienes impulsaron a él y a sus hermanos a formarse en la Universidad de Buenos Aires. Vivió su carrera como una gran aventura. Se graduó de Licenciado en Ciencias Químicas en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, a los 25 años de edad,? y cuatro años más tarde, en 1956, recibió su doctorado en Química y un premio especial por parte de la Sociedad Bioquímica Argentina. Obtuvo su primer doctorado como químico, por su tesis sobre enzimas. Militó en su juventud en el movimiento anarquista.
Fue becado por la Universidad de Cambridge premio especial por parte de la Sociedad Bioquímica Argentina. Obtuvo su primer doctorado como químico, por su tesis sobre enzimas. Militó en su juventud en el movimiento anarquista.
Fue becado por la Universidad de Cambridge donde consiguió su segundo doctorado en 1960. Milstein regresó a la Argentina en 1961 para hacerse cargo de la División de Biología Molecular del Instituto Nacional de Microbiología, pero sólo estuvo un año en el cargo para regresar a Inglaterra tras el golpe militar de 1962.
Estando en Cambridge a los 36 años, formó parte del Laboratorio de Biología Molecular y trabajó en el estudio de las inmunoglobulinas, adelantando el entendimiento acerca del proceso por el cual la sangre produce anticuerpos (las proteínas encargadas de combatir a la presencia de cuerpos extraños o antígenos). Junto a Köhler desarrolló una técnica para crear anticuerpos con idéntica estructura química, que denominó anticuerpos mono- clonales.
En 1983, Milstein fue nombrado jefe y director de la División de Química, Proteínas y Ácidos Nucleicos de la Universidad de Cambridge. Un año después, llegó el reconocimiento del Nobel.
¿Por qué son tan importantes los anticuerpos monoclonales que descubrió Milstein? Los anticuerpos son sustancias químicas que produce el organismo cuando detecta una molécula introducida por un virus, a través de células llamadas linfocitos: al entrar en contacto con la molécula invasora, el linfocito genera una sustancia que les permite a las células del sistema inmunitario reconocer esa molécula y destruirla. Pero los linfocitos no se reproducen fuera del organismo y el problema que resolvió Milstein fue la manera de generarlos: logró fusionar linfocitos fusionar linfocitos con células extraídas de tumores. Y obtuvo una célula que poseía la capacidad del linfocito de generar determinado anticuerpo y la capacidad de la célula tumoral para reproducirse indefinidamente.
A pesar de que lo hubiera hecho enormemente rico, Milstein no registró ninguna patente por su laureado descubrimiento, pues pensaba que era propiedad intelectual de la humanidad y como tal lo legó. De acuerdo a sus convicciones libertarias, su trabajo carecía de interés económico y sólo poseía interés científico.
“Los anticuerpos monoclonales. La curiosidad como fuente de riqueza” fue el título que Milsteineligió para una
de sus últimas charlas en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, en 1999. En ella
relataba cómo la simple curiosidad por tratar de comprender el funcionamiento de una célula del sistema
inmunitario le permitió a él y su colega Köhler descubrir la forma de producir los anticuerpos monoclonales, que
serviría para terapias en ciertos tipos de cáncer, la producción de vacunas y el diagnóstico precoz y casero del
embarazo.
La Universidad Nacional del Sur decidió otorgarle en 1987 el título de Honoris Causa a modo de reconocimiento
de sus logros académicos. Este le fue entregado en diciembre de ese año aprovechando la visita de Milstein a la
ciudad en el marco de un Congreso Internacional Sobre Anticuerpos Monoclonales en Oncología.
En 1993, recibió el Premio Konex de Brillante junto a René Favaloro por su legado a las Ciencias y Tecnología de la
Argentina.
“Soy lector de novelas, no de ensayos, porque no estoy interesado en las conclusiones que saquen los otros sobre las experiencias. Me interesa tomarme el trabajo de sacar mis propias conclusiones”, César Milstein.